jueves, 21 de agosto de 2008

EL DIOS DE LA RESURRECCIÓN I


EL DIOS DELA RESURRECCIÓN
“Pues fuimos abrumados sobremanera más allá de nuestras fuerzas, de tal modo que aun perdimos la esperanza de vivir. De hecho tuvimos en nosotros mismos sentencia de muerte, para que no confiásemos en nosotros mismos, sino en Dios que resucita a los muertos” (2 Co. 1:8b-9).
“Por tanto, no nos desanimamos; antes aunque nuestro hombre exterior se va desgastando, el interior no obstante se renueva de día en día. Porque esta leve tribulación momentánea produce en nosotros un cada vez más excelente y eterno peso de gloria” (2 Co. 4:16-17).
“Porque ellos, por pocos días nos disciplinaban como les parecía, pero El para lo que es provechoso, para que participemos de Su santidad” (He. 12:10).
“Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas cooperan para bien, esto es, a los que conforme a Su propósito son llamados. Porque a los que antes conoció, también los predestinó para que fuesen hechos conformes a la imagen de Su Hijo” (Ro. 8:28-29a).
“Dios ... el cual da vida a los muertos” (Ro. 4:17).
“Yo soy ... el Viviente; estuve muerto, mas he aquí que vivo por los siglos de los siglos” (Ap. 1:17b-18a).
El sufrimiento es una porción asignada a todos los habitantes de la tierra. Nadie puede evadir el sufrimiento. Algunos se imaginan que siempre y cuando uno crea en el Señor y le tema, no padecerá ninguna tribulación; sin embargo, son muchos los cristianos que sufren indeciblemente. Incluso aquellos que tienen una viva comunión con Dios experimentan continuas aflicciones.
Los incrédulos a menudo se preguntan: “Si en verdad Dios ama al mundo, ¿por qué entonces permite que tanta gente sufra?”. Y los que ya son salvos suelen preguntar: “Si Dios ama a Sus hijos, ¿por qué permite que tantos males les sobrevengan?”. Otros se preguntan: “¿Cómo es posible que cuanto más espirituales somos, más aflicciones afrontamos?”. Éstas no son meras quejas conjeturales, sino preguntas muy realistas que todos debemos hacernos.
¿Por qué el hombre, siendo una criatura de Dios, debe estar sujeto a padecimientos durante toda su vida? ¿Por qué debe seguir sufriendo aún después de haber sido hecho hijo de Dios? ¿Y por qué se multiplican las aflicciones a medida que aumenta nuestra devoción hacia Dios?
De joven pasé mucho tiempo indagando acerca del tema del sufrimiento, pero, debido a lo superficial que era mi conocimiento del Señor en aquel entonces, sólo pude extraer de mis estudios las siguientes conclusiones: (1) El hombre tiende a cometer errores; por tanto, el sufrimiento resulta útil para corregirlo. (2) Es necesario que suframos si hemos de consolar a otros, pues sólo aquellos que han sufrido pueden brindar verdadera ayuda a los demás. (3) Los sufrimientos son una disciplina esencial que nos permite desarrollar perseverancia, pues, como dice Romanos 5: “La tribulación produce perseverancia”. (4) El sufrimiento es inevitable si hemos de ser moldeados y llegar a ser vasos útiles a Dios.
Aunque estas cuatro conclusiones a las que llegué en mi juventud ciertamente son correctas, reconozco que están muy lejos del blanco, pues, en última instancia, la finalidad de los sufrimientos es que se lleve a cabo el propósito eterno de Dios. Este propósito nos ha sido revelado a través de las Escrituras, pero sólo puede llevarse a cabo por medio de los sufrimientos. Además, para que este propósito se lleve a cabo, es necesario que conozcamos a Dios en nuestra experiencia, no solamente como el Dios vivo, sino como el Dios de la resurrección.
La experiencia que han tenido todos aquellos que han sido salvos provee al menos alguna evidencia de que Dios es un Dios vivo; sin embargo, son muy pocos los que se han dado cuenta de que el Dios que mora en ellos es el Dios de la resurrección. Si todavía no hemos visto claramente la diferencia entre el Dios vivo y el Dios de la resurrección, nos encontraremos con muchos problemas mientras procuramos avanzar en nuestra experiencia cristiana. Permítanme explicarles de manera sencilla en qué radica esta diferencia.Extraido de LSM WITNESS LEE

CRISTO ES DIOS AMEN...

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