jueves, 24 de julio de 2008

CAMBIAR NUESTRO CONCEPTO


CAMBIAR NUESTRO CONCEPTO DE HACER A COMER
Espero que el Señor cambie el concepto de usted de hacer a comer. Sería maravilloso si usted llegara a ser no sólo un cristiano que obrara sino uno que comiera. En el cristianismo de hoy el énfasis siempre se pone en hacer y obrar. El cristianismo se ha degradado hasta ser una religión, una religión de obras y labores. Pero la primera intención de Dios no es que el hombre labore, sino que le disfrute como banquete y le coma, que el hombre disfrute a Dios mismo. Juan 4:24 nos dice que tenemos que adorar a Dios, pero debemos preguntar lo que significa la palabra “adorar”. Según todo el contexto de Juan 4, el Señor quiere decir que el beber de El como el agua viviente en el versículo 14 equivale a adorarle en el versículo 24. Cuando bebemos de El como el agua viviente, esto quiere decir que le adoramos. Cuanto más bebamos de El, más seremos llenos de El y más le adoraremos. La mejor manera de adorar al Señor es beber de El, alimentarnos de El, disfrutarle y recibirle.
Puede ser fácil decir que no debemos ser cristianos que obren, sino cristianos que coman. Es posible que usted lo diga, pero puede ser que las oraciones que usted haga al Señor no hayan cambiado. Tal vez siga orando: “Señor, ayúdame hoy a hacer lo correcto. Señor, Tú conoces mi debilidad. Sabes cuán fácilmente pierdo la paciencia”. Esta oración demuestra que usted todavía tiene el concepto del hacer. Si estuviera dispuesto a ser liberado del hacer, eso sería un “verdadero milagro”. Necesita la visión. Una vez que el Señor lo ilumine, usted dirá: “Señor, no quiero tener nada que ver con el hacer, así que no voy a pedir que me ayudes a hacer nada. Pero ayúdame a alimentarme de Ti, a comerte”. He estado aprendiendo esta lección por más de cincuenta años. A veces lo hacía como antes. Cuando empezaba a pedir al Señor que me ayudara, inmediatamente tenía que detenerme y decir al Señor: “Oh Señor, me abro a Ti. Tú eres mi disfrute”.
Podemos comprender que debemos olvidarnos del hacer, pero no es fácil olvidarnos de ello. El hacer corre en nuestras venas. Es muy difícil deshacernos de ello. Debemos ver que justamente después de que el Señor creó al hombre, le puso ante El y se le presentó a Sí mismo como árbol de la vida en forma de alimento. Todos debemos aprender a alimentarnos del Señor, a comerle. En China para los que creen en las enseñanzas de Confucio es muy difícil olvidarse del hacer. Todos tenemos que entender primero que el Señor no tiene intención de que hagamos algo para El. Su intención es presentarse a nosotros como alimento día tras día. En el Evangelio de Juan, el Señor se ve primero como la vida (1:4), como el pan de vida (6:35), como el agua de vida (4:14), y como el aliento de vida, el aire (20:22). El es vida, alimento, bebida y aire, y no para que usted sea un cristiano que obra, sino uno que le disfruta. Usted debe disfrutar al Señor como vida, como alimento, como agua y como aire. Debe respirarle, beberle y alimentarse de El para poder vivir por El y en El.
CRISTO ES DIOS AMEN...

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