jueves, 8 de julio de 2010

LEEMOS LA BIBLIA


LEEMOS LA BIBLIA
PARA TOCAR LA VIDA QUE CONTIENE

La Biblia es un libro extraordinario. Las ideas y los temas que recalca están, por lo general, fuera de nuestro alcance y además son contrarios a nuestros conceptos. Por lo tanto, cuando leemos la Biblia, debemos hacerlo despojándonos de nuestros conceptos. Debemos decirle al Señor desde lo profundo de nuestro ser: “Señor, líbrame de mis conceptos; quita mis velos para poder ver la luz pura contenida en Tu Palabra y para tocar el sentir puro que Tú tienes”.

Muchos hemos leído el Nuevo Testamento varias veces. Creo que al hacerlo nos hemos percatado de muchas enseñanzas bíblicas, pero si las examinamos detenidamente, descubriremos que la mayoría son conceptos que nosotros ya teníamos y eran parte de nuestra mentalidad. Podríamos decir que al leer la Biblia no adquirimos conceptos nuevos, salvo los que ya se encontraban en nuestra mente.

¿Por qué leemos la Biblia como si fuera un libro de ética o de moral? Porque nuestros conceptos giran en torno a lo ético y lo moral. ¿Por qué cuando leemos la Biblia, lo único que vemos es que debemos servir al Señor, laborar para El y tener celo por Sus asuntos o hacer obras para El? Esto se debe a que dichas nociones residen en nuestra mente.

Quisiera decir que si bien todos estos conceptos éticos y morales son válidos y constan en la Biblia, como por ejemplo, servir al Señor y trabajar para El, son en realidad el resultado de la vida que la Biblia contiene. Lo podemos comparar con un ramo de flores, el cual tiene cierta apariencia, forma y color; sin embargo, estas características externas son la manifestación de la vida que contienen las flores. Cada especie de vida tiene su propia esencia, fuerza y forma. Si uno permite que cierta vida se desarrolle, ésta manifestará su forma externa y su apariencia. Por consiguiente, la apariencia que se ve por fuera es la expresión de la vida que lleva por dentro.

Hoy en día cuando leemos la Biblia, es muy fácil ver la apariencia y la forma externa, pero no es fácil tocar la vida que está en lo interior. Esta es la dificultad fundamental que tenemos al leer las Escrituras. ¿Cómo podemos ver la vida que la Biblia contiene? En palabras sencillas: podemos hacerlo comiendo.extraido de lsm