martes, 17 de noviembre de 2009

ENTRAR EN EL REINO DE LOS CIELOS PARA GANAR EL GALARDÓN



ENTRAR EN EL REINO DE LOS CIELOS PARA GANAR EL GALARDÓN
Semana 1--- Apartados para el evangelio de Dios
Lunes --- Leer con oración: Jn 7:39; 1:12-13; Ro 1:1-4; 1 Co 15:45
“Pablo, siervo de Jesucristo, llamado a ser apóstol, apartado para el evangelio de Dios” (Ro 1:1)
PREDICAR EL EVANGELIO DE DIOS
En la serie pasada del Alimento Diario, “Apartados para el Evangelio de Dios”, hablamos mucho sobre predicar el evangelio del reino. Vimos que este evangelio es el evangelio de la vida, que el Señor nos comisionó para predicar a todas las personas (Mt 24:14; Jn 3:3, 5).
En el Nuevo Testamento encontramos primeramente los cuatro evangelios, los cuales hablan del vivir del Señor Jesús. Él tuvo una vida ejemplar, y es esto lo que muchos predican; sin embargo, Su vivir no fue únicamente para establecer un modelo a seguir. Antes bien, Él murió, resucitó y se hizo el Espíritu vivificante, de manera que cuando creímos, llegamos a ser hijos de Dios.
Después de los cuatro evangelios tenemos el libro de los Hechos, que presenta a los apóstoles que son enviados para propagar el evangelio. Seguidamente, la Epístola a los Romanos, que muestra los varios aspectos del evangelio de Dios.
Aunque se le da mucha importancia a la predicación del evangelio, muchos cristianos todavía no son conscientes de la amplitud de su contenido, piensan que predicar el evangelio es sólo predicar lo que el Señor Jesús hizo por nosotros, y llevar a los pecadores a creer en Él con el propósito de que sean salvos.
Al estudiar la epístola a los Romanos, vimos que también recibimos la comisión de predicar el evangelio de Dios, así como ocurrió con el apóstol Pablo. Predicamos el evangelio porque son las buenas nuevas de Dios para todos. Cuando lo hacemos, debemos presentar el evangelio de la gracia para quienes aún no han creído, pero también debemos predicar el evangelio del reino, el evangelio de la vida, para que los que creyeron puedan crecer en vida.
Somos bienaventurados por haber recibido el evangelio de la gracia y la comisión de predicar el evangelio del reino en toda la tierra.
Punto Clave:
Comisionados para predicar el evangelio de Dios.
Su punto clave es:
Pregunta:
¿Cuál es la diferencia entre los cuatro evangelios y la epístola a los Romanos?
JESÚS ES EL SEÑOR...

Las profundidades del Nuevo Testamento


Las profundidades del Nuevo Testamento
El Nuevo Testamento nos revela que el Dios Triuno se hizo carne en el Hijo con el Padre por el Espíritu para ser un Hombre. Como tal, El vivió en esta tierra por treinta y tres años y medio, sin embargo no vivió una vida humana; vivió en la vida humana. El vivió una vida divina, la vida de Dios, en la vida humana. Luego murió en la cruz con siete aspectos para terminar todas las cosas negativas en el universo y para liberar todas las cosas positivas: como el Cordero de Dios murió para tratar con nuestro pecado y nuestros pecados (Jn. 1:29; 1 Co. 15:3); como un Hombre en la carne (Jn. 1:14), murió en la forma del hombre caído, en la semejanza de la carne de pecado (Ro. 8:3), para tratar con la carne caída; como un hombre en la vieja creación, murió para crucificar nuestro viejo hombre (Ro. 6:6); El también murió como una serpiente (Jn. 3:14) para herir la cabeza de la serpiente (Gn. 3:15) y destruirla (He. 2:14) junto con su mundo satánico (Jn. 12:31), para que todos Sus creyentes tuviesen vida eterna (Jn. 3:15-16); como el Primogénito de toda creación (Col. 1:15) murió en la cruz como parte de la vieja creación para terminar toda la vieja creación; también murió como el pacificador (Ef. 2:14-15) para abolir todas las ordenanzas y las diferencias en el vivir, las costumbres y los hábitos entre todo tipo de personas; en el lado positivo El murió como el grano de trigo para liberar la vida divina (Jn. 12:24). El murió tal muerte todo-inclusiva en la cruz, por la cual despejó todo el universo y liberó la vida divina para que nosotros la recibiéramos. Luego fue sepultado y fue resucitado. El entró en un dominio nuevo, un universo nuevo, una esfera nueva. En esta esfera El ya no estaba en la carne, sino que llegó a ser neumático. El se hizo el Espíritu vivificante. En el final de los cuatro Evangelios tal Persona en Su resurrección se sopló como el Neumático dentro de Sus discípulos. De este modo, El llegó a ser la misma vida y esencia intrínseca de Sus discípulos. Estas son las mismas profundidades de lo que se revela en los cuatro Evangelios.
De los Hechos a Judas este Neumático está siempre con Su iglesia. El es el Espíritu, como el Hijo, con el Padre: la misma consumación del Dios Triuno. Antes de Su resurrección, el título “el Padre, el Hijo y el Espíritu” en Mateo 28:19 nunca había sido revelado o usado. Tal título indica que el Dios Triuno ha sido completado y consumado, y que esta consumación es el Espíritu todo-inclusivo, compuesto, vivificante y residente. El Espíritu, como el Hijo, con el Padre, está dentro de nosotros para hacer la iglesia el Cuerpo de Cristo como el reino de Dios y el templo de Dios como la casa de Dios.
Finalmente, debido a la degradación de la iglesia, este Espíritu se ha intensificado siete veces. Por lo tanto, en Apocalipsis esta Persona llega a ser los siete Espíritus que proceden del Eterno y que son del Redentor para ser la intensificación del Dios Triuno en la iglesia vencedora que se consuma en los candeleros de oro en esta era y en la Nueva Jerusalén en la eternidad venidera para que Dios finalice Su economía para tener una expresión corporativa por la eternidad. Estas son las profundidades de la revelación del Nuevo Testamento. Todos nosotros debemos meternos de lleno en estas profundidades; de otro modo, continuaremos siendo superficiales en nuestro entendimiento de la revelación central del Nuevo Testamento.
Jesús es el Señor...
lsm

Los Siete Espíritus, que proceden del Eterno


Los Siete Espíritus, que proceden del Eterno,y que son del Redentor:la intensificación del Dios Triuno
En la tercera sección, Apocalipsis, vemos los siete Espíritus que proceden del Eterno, el que era, que es y que ha de venir. Los siete Espíritus proceden del Eterno y son del Redentor (Ap. 1:4-5) para ser la intensificación del Dios Triuno en la iglesia vencedora, lo cual se consuma en los candeleros de oro y en la Nueva Jerusalén. Esta es la finalización en el libro de Apocalipsis. La intensificación del Dios Triuno en la iglesia vencedora se consuma en los candeleros de oro en esta época y en la Nueva Jerusalén en el cielo nuevo y tierra nueva en la eternidad.
El Eterno, el que es, que era y que ha de venir, es Jehová en el Antiguo Testamento. Jehová en el Antiguo Testamento es revelado en Exodo 3 como el Dios Triuno, el Dios de Abraham, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob (vs. 14-15). En Apocalipsis 1:4-5 el “que es y que era y que ha de venir” es Dios el Padre Eterno. “Los siete Espíritus” que están delante del trono de Dios son el Espíritu operante de Dios, Dios el Espíritu. “Jesucristo”, para Dios “el testigo fiel”, para la iglesia “el primogénito de los muertos”, y para el mundo el “soberano de los reyes de la tierra” (v. 5), es Dios el Hijo. Este es el Dios Triuno. Sin embargo, este relato de la Trinidad es totalmente diferente al relato revelado en Mateo 28:19: el Padre, el Hijo y el Espíritu. Solamente la palabra Espíritu se usa en Apocalipsis 1:4-5 y se usa en el plural: los siete Espíritus. También, el primero de la Trinidad no es el Padre sino el Eterno, el que era y que es y que ha de venir. Además, el Espíritu no es el tercero de la Trinidad sino el segundo de la Trinidad. Dios el Hijo es revelado como el Testigo fiel, el Primogénito de los muertos y el Soberano de los reyes de la tierra.
El libro de Apocalipsis revela que no hay sólo un Espíritu divino sino siete. Las iglesias Católica y Protestante respetan mucho el Credo Niceno. Ellos con frecuencia recitan este credo en su servicio dominical. El Credo Niceno, sin embargo, no incluye este punto de los siete Espíritus porque cuando fue hecho el Credo Niceno (el año 325 D.C.) el libro de Apocalipsis aún no había sido formalmente reconocido. (Apocalipsis fue reconocido de manera formal en el concilio de Cartago en el año 397 D.C.).
Los siete Espíritus son revelados en el libro de Apocalipsis como los siete ojos del Cordero (5:6). El Cordero es nuestro Salvador, Cristo, y los siete Espíritus son el Espíritu de Dios. Así que, los siete Espíritus son los siete ojos de Cristo. ¿Puede decir usted que sus ojos son una persona y que usted es otra persona? Esto muestra que el Espíritu no puede ser separado de Cristo. Apocalipsis nos revela un Cristo observante que tiene siete ojos que vigilan todas las iglesias. Los siete ojos, los siete Espíritus de Dios, son Cristo mismo que vigila todas las iglesias en esta tierra y observa su verdadera situación. Para que la iglesia venza la época oscura de hoy y la decadencia en la cristiandad de hoy, necesitamos al Espíritu de Dios intensificado siete veces.
Los siete Espíritus no sólo proceden del Eterno, sino que también pertenecen al Redentor porque los siete Espíritus proceden del trono del Eterno y los siete Espíritus son los siete ojos del Cordero. En Apocalipsis la Trinidad es los siete Espíritus que proceden del Eterno y que son del Redentor. Esta es la intensificación del Dios Triuno. Ahora tenemos tres palabras para describir al Dios Triuno en el Nuevo Testamento: corporificación, consumación e intensificación. En los cuatro Evangelios está el Dios Triuno corporificado en Jesucristo; de los Hechos a Judas está el Dios Triuno consumado en la iglesia; finalmente, en Apocalipsis está el Dios Triuno intensificado en la iglesia vencedora y consumándose en los candeleros de oro en esta edad y en la Nueva Jerusalén en la eternidad. Este es el libro de Apocalipsis, y ésta es la finalización de la economía de Dios.

lsm

El Espíritu, como el Hijo, con el Padre:la consumación del Dios Triuno


El Espíritu, como el Hijo, con el Padre:la consumación del Dios Triuno
La segunda sección es de los Hechos a Judas. Lo que se revela aquí es el Espíritu. El Hijo que se hizo carne murió y resucitó y se hizo el Espíritu vivificante (1 Co. 15:45b). En estos veintidós libros este Espíritu vivificante es como el Hijo y con el Padre. En los cuatro Evangelios la Trinidad era el Hijo con el Padre por el Espíritu, pero en estos veintidós libros la Trinidad es el Espíritu como el Hijo y con el Padre. Esta es la consumación del Dios Triuno en la iglesia como el Cuerpo de Cristo, el templo de Dios, el reino de Dios y la casa de Dios, que vive a Cristo hasta la plenitud de Dios. La plenitud de Dios significa la expresión de Dios en su totalidad. Después de Su muerte y resurrección, el Señor Jesús llegó a ser el Espíritu como el Hijo y con el Padre para ser la consumación del Dios Triuno, no solamente en una Persona, Jesucristo, sino en la iglesia como el Cuerpo de Cristo, el templo de Dios, el reino de Dios y la casa de Dios. Esta es una Persona corporativa, y esta Persona corporativa vive a Cristo para la plenitud de Dios, la expresión de Dios en su totalidad. Esto es el desarrollo de la iniciación en los Evangelios, el cual se encuentra en los veintidós libros de los Hechos a Judas. Hoy día estamos en este desarrollo.
La segunda sección del Nuevo Testamento todavía habla de la misma Persona, pero en una etapa más avanzada. En los cuatro Evangelios podemos ver cómo Dios, el Triuno, se encarnó, es decir se manifestó en la carne. El Dios completo, el Dios de la Trinidad, se hizo carne y vivió en esta tierra por treinta y tres años y medio. El murió en la. cruz por nuestros pecados para efectuar una redención plena para nosotros, y fue resucitado. Primera Corintios 15:45b nos dice claramente que el postrer Adán, Jesucristo, se hizo un Espíritu vivificante por medio de la muerte y la resurrección. En el día de Su resurrección, regresó a Sus discípulos como el Espíritu, el “Cristo neumático”.
Con un cuerpo resucitado el Señor (Lc. 24:37-40; 1 Co. 15:44) entró al cuarto donde estaban los discípulos, estando la puerta cerrada. El estuvo allí con un cuerpo resucitado porque les mostró Sus manos y Su costado. Estuvo allí de una manera neumática. Luego El se sopló a Si mismo dentro de Sus discípulos y les dijo: “Recibid el Espíritu Santo” (Jn. 20:22). La palabra griega para Espíritu es pnéuma la cual puede traducirse espíritu, aliento o viento. En realidad Espíritu Santo en este versículo debe traducirse como Aliento Santo, Pnéuma Santo. El Espíritu Santo no es una Persona separada del Hijo, Jesucristo. ¿Cómo puede el aliento de ustedes ser exhalado de su ser para llegar a ser una segunda persona? Esto no es lógico. El aliento es la misma liberación de la esencia intrínseca del ser de una persona. El aliento es la esencia intrínseca del que respira. El Cristo neumático, el mismo Cristo que es el pnéuma, regresó a Sus discípulos en el día de la resurrección y sopló dentro de ellos la esencia intrínseca de Su ser. En aquel día, el Cristo neumático entró en Sus discípulos.
De aquel día en adelante, El no sólo estaba entre Sus discípulos, sino también dentro de ellos para poder entrenarlos a que se acostumbraran a Su presencia invisible. Durante los tres años y medio de Su ministerio terrenal, Pedro, Juan, Jacobo y los otros discípulos estaban acostumbrados a Su presencia visible, pero luego Su presencia se volvió invisible. Los discípulos no estaban acostumbrados a esta presencia invisible, así que el Señor los entrenó por cuarenta días. En estos cuarenta días, El se les aparecía inesperadamente sin que se dieran cuenta (Jn. 21:4; Lc. 24:15-16). Cuando los dos discípulos en el camino a Emaús se dieron cuenta de que era Jesús el que estaba con ellos, El se les desapareció (Lc. 24:31). Puede ser que a menudo no tengamos mucha comprensión de que Jesús el Señor está con nosotros. Sin embargo, muchos santos han experimentado la manifestación del Señor cuando iban a alguna parte o hacían algo contra Sus deseos. Por ejemplo, en Juan 21 vemos que Pedro regresó a su antigua ocupación, reincidiendo del llamamiento del Señor (Mt. 4:19-20; Lc. 5:3-11), debido a la prueba de la necesidad de su vivir. Fue entonces cuando el Señor se les apareció en la playa. El se nos aparece muchas veces a fin de restringirnos y alumbrarnos para hacernos continuar en el camino que lleva a la vida.
Desde Su resurrección, la presencia del Señor es invisible en el Espíritu. Su manifestación o Sus apariciones después de Su resurrección fueron para entrenar a los discípulos a que percibieran, disfrutaran y practicaran Su presencia invisible, la cual es más disponible, prevaleciente, preciosa, rica y verdadera que Su presencia visible. Esta querida presencia de El era simplemente “el Espíritu” en Su resurrección, quien El había soplado dentro de ellos y quien estaría con ellos todo el tiempo.
En los veintidós libros de la Biblia de los Hechos a Judas vemos al Espíritu como el Hijo. Primera Corintios 15:45b nos dice que el postrer Adán, Jesucristo, se hizo un Espíritu vivificante, y 2 Corintios 3:17 nos dice: “el Señor es el Espíritu”. En estos veintidós libros, la figura principal es el Espíritu: el Espíritu como el Hijo y con el Padre. Juan 14:23 dice: “Respondió Jesús y les dijo: El que me ama, mi palabra guardará; y mi Padre le amará, y vendremos a él, y haremos morada con él”. Esto significa que cuando el Hijo viene, siempre viene con el Padre. Las Epístolas nos dicen claramente que el Espíritu es el Hijo; El está también con el Padre porque el Padre está siempre con el Hijo. El Espíritu como el Hijo y con el Padre es la consumación del Dios Triuno en la iglesia.
La corporificación del Dios Triuno estaba en Jesucristo, y la consumación del Dios Triuno está en la iglesia como el Cuerpo de Cristo y el templo de Dios. El Cuerpo de Cristo es el reino de Dios, y el templo de Dios es la casa de Dios la cual vive a Cristo. La iglesia hoy día vive a Cristo. Todos estamos viviendo a Cristo cada día hasta la plenitud de Dios, la cual es la misma expresión de Dios, el Dios Triuno. Esto se halla en los veintidós libros de la Biblia, de los Hechos a Judas, como el desarrollo. Cristo fue la iniciación a fin de desarrollarse para ser Su engrandecimiento, el cual es la iglesia, la plenitud del Dios Triuno.
lsm

El Hijo, con el Padre, por el Espíritu:la corporificación del Dios Triuno


El Hijo, con el Padre, por el Espíritu:la corporificación del Dios Triuno
En la primera sección, los cuatro Evangelios, esta Persona maravillosa fue revelada como el Hijo de Dios viniendo con el Padre y por el Espíritu para ser la corporificación del Dios Triuno en Jesucristo como el tabernáculo de Dios y como el templo de Dios, y viviendo la vida de Dios a fin de desarrollarse para ser el reino de Dios. Esto se encuentra en los Evangelios como la iniciación.
El Dios Triuno es revelado en el Nuevo Testamento primero como el Hijo de Dios en Su humanidad, Jesucristo. Debemos comprender, sin embargo, que al venir el Hijo, no vino solo, dejando al Padre en el trono. Esta es una idea errónea en la enseñanza del triteísmo. Los que tienen este concepto usan Mateo 3:16-17 como una base para su creencia. En estos versículos el Hijo subió del agua, el Espíritu descendió sobre el Hijo y el Padre habló en cuanto al Hijo. Está claro que estos versículos demuestran que el Padre, el Hijo y el Espíritu existen simultáneamente. Los triteístas, sin embargo, dan demasiado énfasis al lado de los tres en la Trinidad, y consideran al Padre como un Dios, al Hijo como otro Dios y al Espíritu como un tercer Dios. Muchos de nosotros tuvimos este concepto de que hay tres Dioses, o incluso ahora lo mantenemos, inconsciente o subconscientemente.
El Nuevo Testamento revela que cuando vino el Hijo de Dios, vino con el Padre (Jn. 8:29; 16:32). El Hijo decía que nunca estaba solo en esta tierra, porque el Padre estaba con El todo el tiempo. El Hijo estaba con el Padre y por el Espíritu. Mateo 1:18 y 20 nos dice que María “fue hallada teniendo del Espíritu Santo en el vientre” (lit.) y “lo que en ella es engendrado (generado), del Espíritu Santo es” (lit.). El Espíritu Santo fue la propia esencia divina que constituyó la concepción de Jesús. El que nació de la virgen María y fue llamado Jesús tenía la esencia divina en Su ser; ésta fue la razón por la cual El nació no meramente como un hombre sino como el Dios-hombre. Era el Dios completo y el Hombre perfecto porque la esencia divina era Su misma constitución. Por lo tanto, el Hijo vino en la carne con el Padre y por el Espíritu.
También, el Hijo con el Padre por el Espíritu vino para ser la corporificación del Dios Triuno (Col. 2:9). Esta Persona es el Dios Triuno corporificado. No consideren que el Hijo pudiera estar solo, separado del Padre o del Espíritu. Conforme a la revelación entera de la Biblia, el Padre, el Hijo y el Espíritu coexisten y son coinherentes desde la eternidad pasada hasta la eternidad futura. Coexistir significa existir juntos al mismo tiempo, pero ser coinherentes significa existir uno dentro del otro, o sea morar el uno en el otro. Cuando le dijo el Señor Jesús a Felipe que El estaba en el Padre y que el Padre estaba en El, hablaba de ser coinherentes. Es fácil demostrar la coexistencia de tres cosas. Sin embargo, es más difícil demostrar la coinherencia de tres cosas. ¡Qué maravilloso es que los tres de la Deidad coexistan y sean coinherentes desde la eternidad hasta la eternidad!
Cuando Jesús andaba en esta tierra, El no estaba separado del Padre, habiendo dejado al Padre en el cielo, y El no estaba separado del Espíritu, habiendo dejado al Espíritu como una paloma que volaba en el cielo. El era el Hijo que vivía en Su humanidad con el Padre y por el Espíritu. El Hijo con el Padre y por el Espíritu es la corporificación del Dios Triuno en Jesucristo. Se confirma esto con Colosenses 2:9 que dice: “Porque en El habita corporalmente toda la plenitud de la Deidad”. La Deidad es el Padre, el Hijo y el Espíritu. Toda la plenitud de la deidad triuna habitaba corporalmente en este Hombre Jesucristo, así que este Hombre era la corporificación del Dios Triuno como el Hijo, con el Padre y por el Espíritu.
Esta corporificación del Dios Triuno es el tabernáculo de Dios y también el templo de Dios. En el Antiguo Testamento, tanto el tabernáculo como el templo eran tipos de Jesucristo. Juan 1:14 nos dice que el Verbo se hizo carne y tabernaculizó entre nosotros. Esto indica que la humanidad de Jesús era un tabernáculo para corporificar a Dios. Además, en Juan 2:19 y 21 el Señor nos dijo que Su cuerpo era el templo de Dios. Esta corporificación del Dios Triuno también vivió la vida de Dios. El no vivió la vida de ninguna otra cosa. El no vivió la vida de un ángel o de un buen hombre. El vivió la vida de Dios porque El era la corporificación de Dios. El no podía vivir ninguna otra vida, y no debía haber vivido ninguna otra vida. El tenía que vivir la vida única de Dios para que la expresión de Dios se desarrollara para ser el reino de Dios. Los cuatro Evangelios nos revelan la Persona del Hijo de Dios, Jesucristo, y también nos revelan que la vida que vivía esta Persona era la vida de Dios. Los cuatro Evangelios también nos remiten frecuentemente al reino de Dios. Muchos de nosotros no comprendemos a fondo lo que es el reino. El reino de Dios es una Persona (Lc. 17:21) y el desarrollo de esta Persona maravillosa (Mr. 4:3, 26).
Todo esto se encuentra en los cuatro Evangelios como la iniciación. La palabra iniciación significa tener un comienzo que introduce toda la situación a una esfera nueva. En los cuatro Evangelios hay un comienzo nuevo, una era nueva y una dispensación nueva. Los Evangelios son una iniciación para introducir toda la situación a una esfera nueva. Los Evangelios hablan del Hijo que vive la vida de Dios con el Padre por el Espíritu para ser la corporificación del Dios Triuno en Jesucristo como el tabernáculo de Dios y el templo de Dios a fin de desarrollarse para ser el reino de Dios.

lsm

La Economia Neotestamentaria de Dios


CAPITULO UNO
UNA PALABRA DE INTRODUCCION
Lectura bíblica: Ef. 1:9-10; 3:9-11, 2; Col. 1:25-27
La revelación completa de toda la Biblia nos muestra el impartir de Dios. La Biblia nos muestra que Dios quiere impartirse en (dentro de) Su pueblo escogido. Ningún otro punto es tan crucial o tan central como éste. Dios nos escogió, nos predestinó, nos redimió, nos salvó y nos regeneró con el propósito de impartirse y forjarse en nosotros. La intención de Dios se muestra en el Antiguo Testamento, pero no se revela completamente. El desarrollo pleno de esta revelación concerniente a la intención de Dios de impartirse en (dentro de) nosotros se encuentra en el Nuevo Testamento. En el Nuevo Testamento este asunto es el tema principal y el foco de la economía de Dios.
LA ECONOMIA DE DIOS
La economía de Dios es el plan de Dios, y este plan es un tipo de arreglo. Este arreglo es Su dispensación administrativa. Dios tiene un plan, un arreglo divino, una administración, para distribuirse dentro de Su pueblo escogido. Efesios 1:9-10 y 3:9-11 plenamente revelan este asunto. La palabra dispensación en estos versículos se refiere a la economía de Dios, al plan de Dios, al arreglo de Dios, a la dispensación administrativa de Dios. Este arreglo, este plan, esta dispensación, es para que Dios se imparta como el Dios Triuno procesado dentro de Su pueblo escogido. La Trinidad divina es para el impartir divino. El asunto del impartir se revela en Efesios 3:2 y Colosenses 1:25-27. En estos versículos la palabra administración significa impartir. Una administración es un impartir. Un camarero en un restaurante tiene la administración para servir comida a otros. El servir comida, el impartir comida a la gente, es la administración del camarero. Pablo nos dijo que Dios le había dado una administración. Su administración era su deber impartidor de impartir a Cristo como la corporificación del Dios Triuno dentro del pueblo escogido de Dios. Hoy día nuestra predicación del evangelio y ministración de la Palabra debe ser una impartición del Dios Triuno dentro de la gente.
El Nuevo Testamento revela al Dios Triunoquien es para el impartir
Debemos comprender que todo el Nuevo Testamento es un libro impartidor. Este abre el velo para mostrarnos el deseo de Dios de impartirse en (dentro de) Su pueblo. Muchos cristianos dirían que la Biblia es un libro de salvación. La Biblia, sin embargo, es algo más que esto; es un libro que revela el impartir del Padre, del Hijo y del Espíritu, quienes son corporificados en Cristo, consumados en el Espíritu, e intensificados en los siete Espíritus, dentro de Su pueblo escogido y redimido.
El Nuevo Testamento revela a unaPersona maravillosa
Hay veintisiete libros en el Nuevo Testamento. Cuando yo era joven, me enseñaron que el Nuevo Testamento podía dividirse en tres secciones. La primera sección eran los cinco libros desde Mateo hasta los Hechos, los libros históricos. La segunda sección, de Romanos a Judas, comprendía las Epístolas, las cartas escritas por los apóstoles. La última sección comprendía el libro de Apocalipsis, un libro de profecía. Yo no diría que esta interpretación es equivocada, pero sí es superficial.
El Nuevo Testamento nos revela una Persona maravillosa. Esta Persona maravillosa era primero el Hijo de Dios revelado en los cuatro Evangelios. Luego, esta Persona llegó a ser el Espíritu vivificante, revelado en una forma plena y detallada en los veintidós libros de los Hechos a Judas. Luego, en Apocalipsis este Espíritu vivificante se intensifica en los siete Espíritus. Por esto podemos ver que el Nuevo Testamento nos muestra primeramente esta Persona como el Hijo de Dios, luego como el Espíritu y finalmente como los siete Espíritus.
He estudiado la Biblia casi todos los días desde 1925. La tabla en las páginas 10 y 11 es la consumación, la siega final y el extracto de mis cincuenta y nueve años de estudio del Nuevo Testamento. La tabla nos muestra que el contenido de la economía neotestamentaria de Dios es una Persona. Decir que esta Persona es Jesucristo es correcto, pero no es absoluta, perfecta y completamente correcto. El contenido de la economía neotestamentaria de Dios es una Persona, y esta Persona es el Dios Triuno. La oikonomía de Dios, la administración de la casa de Dios, es para que se distribuya El como el Dios Triuno —el Padre, el Hijo y el Espíritu— dentro de Su pueblo escogido. Los veintisiete libros del Nuevo Testamento son una revelación completa de una gran Persona: el Dios Triuno. Nadie es más grande que el Dios Triuno. Su grandeza alcanza tal punto que va más allá de nuestra comprensión.

lsm

sábado, 11 de abril de 2009

padres brillantes I


Los niños no necesitan padres gigantescos, sino seres humanos que hablen su lenguaje y que sean capaces de penetrar en sus corazones
Los buenos padres dan regalos, mientras que los padres brillantes dan todo su ser
Este hábito de los padres brillantes contribuye a desarrollar en sus hijos: autoestima, protección emocional, capacidad de manejar la pérdida y la frustración, y de filtrar los estímulos estresantes, de dialogar, de escuchar.
Los buenos padres, dentro de sus recursos, se encargan de satisfacer los deseos de sus hijos. Les hacen fiestas de cumpleaños, les compran zapatos, ropa, productos electrónicos, e incluso les proporcionan viajes. Los padres brillantes dan a sus hijos algo incomparablemente más valioso, algo que todo el dinero del mundo no puede comprar: su ser, su historia, sus experiencias, sus lágrimas y su tiempo.
Los padres brillantes, cuando tienen los medios, dan regalos materiales a sus hijos pero no los alientan a ser materialistas, porque saben que el consumismo puede aplastar la estabilidad emocional, así como generar pensión y placeres superficiales. Los padres que siempre están dando regalos a sus hijos son recordados por un momento. Los padres que se preocupan por dar a sus hijos una historia se vuelven inolvidables. ¿Quiere usted ser un padre
o una madre brillante? Tenga el valor de hablar con sus hijos acerca de los días más tristes de su propia vida, y la audacia de hablarles de sus dificultades en el pasado. Cuénteles sus aventuras, sus sueños y los momentos más felices de su existencia. Humanícese. Transforme su relación con sus hijos en una aventura. Cobre conciencia de que educar es penetrar en el mundo de otros. Muchos padres trabajan para dar el mundo a sus hijos, pero se olvidan de abrirles el libro de sus vidas. Por desgracia, los hijos solo admirarán a los padres el día que estos mueran. ¿Por que es fundamental para la formación de la personalidad de los hijos que los padres permitan que los conozcan?
Esta es la única forma de educar las emociones y crear vínculos sólidos y profundos. Cuanto mas baja es la escala biológica de un animal, menos depende de sus padres. Entre los mamíferos, los hijos dependen en gran medida de sus padres, ya que no solo necesitan el instinto, sino que deben aprender de la experiencia de sus padres para poder sobrevivir.
En nuestra especie esa dependencia es intensa. ¿Por que? Porque las experiencias aprendidas son mas importantes que las instintivas. Un niño de siete años es muy inmaduro y dependiente de sus padres, mientras que muchos animales de la misma edad son ya ancianos.
¿Como ocurre este aprendizaje? Podría escribir cientos de páginas sobre esta materia, pero prefiero comentar solo algunos de los fenómenos involucrados en el proceso. El aprendizaje depende del registro diario de miles de estímulos externos (visuales, auditivos, táctiles) e internos (pensamientos y reacciones emocionales) en las matrices de la memoria. Anualmente archivamos millones de experiencias, pero a diferencia de lo que ocurre con las computadoras, los registros en nuestra memoria son involuntarios, producidos por el registro automático de memoria (RAM).
Con las computadoras, nosotros decidimos que grabar; con la memoria humana, el registro no depende de la voluntad. Todas las imágenes que capturamos se registran automáticamente. Todos los pensamientos y las emociones -negativos y positivos- son registrados involuntariamente por el fenómeno RAM.
Los vínculos definen la calidad de la relación
¿Que registran sus hijos sobre usted? ¿Imágenes positivas 0 negativas? Ambas. Cada día ellos archivan sus comportamientos, ya sean inteligentes o estúpidos. Usted no se da cuenta, pero ellos lo están fotografiando a cada instante.
Lo que genera los vínculos inconscientes no es solo lo que usted les dice, sino también lo que ellos ven en usted. Muchos padres les dicen cosas maravillosas a sus hijos, pero tienen reacciones terribles frente a ellos: son intolerantes, agresivos, parciales e hipócritas. Con el tiempo se crea un abismo emocional entre padres e hijos: poco afecto, pero mucha crítica y fricción.
Lo que se registra nunca se puede borrar, sólo reeditar a través de nuevas experiencias que se escriben sobre las antiguas experiencias. La reedición es un proceso posible pero complicado. La imagen que su hijo ha construido de usted no se puede borrar, sólo sobrescribir. Construir una imagen excelente establece la riqueza de la relación que usted tendrá con sus hijos.
Otra función importante de la memoria es que las emociones definen la calidad del registro. Todas las experiencias que tienen un alto volumen emocional generan un registro privilegiado. Amor y odio, alegría y angustia provocan un registro intenso.
Los medios descubrieron, sin conocimiento científico alguno, que anunciar la miseria humana atrapa la emoción y genera concentración. De hecho, los accidentes, la muerte, la enfermedad y los secuestros generan un volumen de alta tensión que conduce a un almacenamiento privilegiado de esas imágenes, lo que ha convertido nuestra memoria en un bote de basura. No es de extrañar que el hombre moderno sea un ser tan tenso, que sufre anticipadamente y tiene miedo del mañana.
Es más conveniente perdonar
Si usted tiene un enemigo, es mas conveniente perdonado. Hágalo por usted. De otro modo, el fenómeno RAM lo archivara dándole privilegio. Su enemigo dormirá con usted y perturbara su sueño. Entienda sus fragilidades y perdónelo porque esa es la única manera de deshacerse de el o de ella. Enseñe a sus hijos a hacer del escenario de sus mentes un teatro de alegría y no de terror. Indúzcalos a perdonar a la gente que los desilusione y explíqueles este mecanismo.
Nuestra agresividad, rechazos y actitudes impulsivas pueden generar un alto volumen de tensión emocional en nuestros niños, dejándoles una cicatriz permanente. Necesitamos entender cómo están organizadas las características patológicas de la personalidad.
El mecanismo psíquico es el siguiente: una experiencia dolorosa se registra automáticamente en el centro de memoria. De ahí en adelante se lee continuamente, generando miles de pensamientos más que, a su vez, se registran nuevamente crean- do en el inconsciente las llamadas zonas de conflicto.
Si usted comete un error con su hijo, no basta con ser amable con el en un segundo momento. Peor aun, no trate de compensar su agresividad comprándole o dándole cosas, ya que de esta manera él lo manipulara y no lo amará. Usted sólo será capaz de reparar su actitud y reeditar la película inconsciente si penetra en el mundo de su hijo, reconoce su exageración y le habla acerca de su propia actitud. Haga saber a sus hijos que no son notas al pie de página del libro de su vida, sino que son las páginas centrales de su historia.
En los divorcios es común que los padres prometan a sus hijos que nunca los abandonaran. Pero cuando baja la temperatura de la culpabilidad, algunos padres se divorcian también de sus hijos, de manera que estos pierden su presencia, a veces no sólo física sino también emocional. Los padres ya no disfrutan, sonríen ni felicitan a sus hijos, ni tienen momentos agradables con ellos.
Cuando esto pasa, el divorcio genera severos efectos colaterales psíquicos. Si el puente esta bien construido, si la relación continua siendo poética y afectuosa, los niños sobrevivirán a la turbulencia de la separación de sus padres y podrán madurar.
Augusto Cury

sábado, 21 de marzo de 2009

EL COMIENZO DEL MINISTERIO II


Teniendo en mente cómo actuó el Señor después de que Juan el Bautista fue encarcelado, debemos aprender a no intentar ser sobrenaturalmente espirituales. Jesús no era espiritual de ese modo. También debemos aprender a no actuar conforme a la historia ni conforme al entendimiento humano, según los cuales el rey de los judíos debía haber estado en Jerusalén sentado en el trono. Sin embargo, Jesús no actuó en conformidad con la dirección espiritual, ni según la historia ni el concepto natural. Por el contrario, El actuó en conformidad con lo indicado por el ambiente que correspondía a la economía de Dios. Al actuar así, espontáneamente cumplió la profecía de Isaías 9:1 y 2. Aunque el Señor aparentemente actuó conforme al medio ambiente en vez de seguir al Espíritu, lo que hizo cumplió la profecía de las Escrituras.

Al obrar con el Señor debemos evitar dos extremos. El primer extremo es el sobrenatural. Algunos afirman que no hay necesidad de considerar el medio ambiente porque tienen al Espíritu. El otro extremo presta demasiado atención a la historia y a la inclinación y entendimiento naturales. Pero en Mateo 4 el nuevo Rey no procedió conforme a la llamada dirección espiritual ni conforme a la historia ni a la inclinación natural. Más bien, El actuó junto con la economía de Dios conforme a lo indicado por el ambiente. Fue a Galilea, a la región de Zabulón y Neftalí, para brillar como una gran luz sobre los asentados en tinieblas y en región y sombra de muerte (4:15-16).

Nada sucedió a Juan el Bautista ni al Señor Jesús por casualidad. Cuando Juan comenzó a ministrar a la edad de treinta, lo hizo con denuedo. Muy poco después fue encarcelado. Tal vez le es difícil a usted creer que Juan el Bautista fuese encarcelado. Parece que no había razón. De nuevo, su encarcelamiento fue resultado del ambiente. Juan fue encarcelado por el rey Herodes y no por los líderes judíos. Sin embargo, tanto el poder religioso como el poder político, o sea la religión judía y el gobierno romano colaboraron, lo cual resultó en el cumplimiento del propósito de Dios. Juan el Bautista fue encarcelado durante este tiempo bajo la soberanía de Dios conforme a Su economía. Para todo ministerio de recomendación llega el momento en el cual debe cesar. Si Juan el Bautista no hubiera sido encarcelado, le habría sido difícil cesar de ministrar. Juan era el que recomendaba; por eso, su ministerio no debía haber continuado. En el capítulo tres del Evangelio de Juan vemos que los discípulos de Juan el Bautista competían con el ministerio del nuevo Rey (v. 26). El ministerio del que recomendaba competía con el del Rey. Por lo tanto, el ministerio del que recomendaba tenía que ser detenido; la mejor manera de detenerlo fue encarcelar a Juan y aun permitir que fuese decapitado.

Tal vez usted diga que Dios no podía ser tan cruel como para permitir esto. Pero a veces Dios permite cosas como ésta. Sin lugar a dudas, Dios lo levanta a usted, lo prepara, lo constituye, lo capacita y lo usa mucho. Pero después de usarlo, es posible que El diga: “Vete a la cárcel y espera allí tu ejecución”. ¿Puede usted aceptarlo? Quizás usted diga: “Esto es completamente injusto. Dios no debe permitirlo!” Pero anteriormente Dios lo ha permitido muchas veces, y creo que volverá a hacerlo. Si El permite que esto le suceda a usted, usted simplemente debe decir: “Amén”. No envíe a algunos de sus discípulos para hacer frente a Cristo preguntando: “¿Eres Tú el Cristo, el Señor todopoderoso a quien sirvo? Si éste es el caso, ¿por qué no haces algo para rescatarme de la cárcel?” El Rey diría: “No voy a salvarte de esto. Debes morir. Debes llegar a tu fin. Que el nuevo Rey esté en el trono”. Juan el Bautista y su ministerio llegaron a su fin por la llegada del nuevo Rey. Cuando el nuevo Rey está presente, nadie ni nada debe competir con El.

EL COMIENZO DEL MINISTERIO I


 Después de que Juan el Bautista

fue encarceladoMateo 4:12 dice: “Cuando Jesús oyó que Juan había sido entregado, se retiró a Galilea”. Aunque Juan el Bautista ministraba en el desierto, y no en el templo santo de la ciudad santa, estaba en Judea, no muy lejos de las cosas “santas”. Puesto que el pueblo había rechazado a Juan, el Señor Jesús se retiró a Galilea para comenzar Su ministerio, muy lejos del templo santo y de la ciudad santa. Esto ocurrió bajo la soberanía de Dios para que se cumpliera la profecía de Isaías 9:1 y 2.

Conforme al concepto humano, Jesús debería haber empezado a ministrar desde el templo santo en la ciudad santa, Jerusalén. Pero le llegaron las noticias de que Su precursor, Juan el Bautista, había sido encarcelado. Esto le sirvió como indicio al nuevo Rey de que Jerusalén se había convertido en un lugar de rechazo; por lo tanto, no podía empezar Su ministerio real allí.

Dios, en Su economía, tenía la intención de que hubiese un cambio completo, de la vieja economía a la nueva. La vieja economía había resultado en una religión, un templo, una ciudad y un sistema de adoración externa. Todo lo que estaba en la vieja economía fue sistematizado de manera externa. En Su nueva economía, Dios lo renunció todo y empezó de nuevo. Bajo Su soberanía el ambiente correspondió a este cambio en Su economía. El Señor Jesús sabía que no podía comenzar a ministrar en Jerusalén, debido a que ésta rechazó a aquel que había recomendado al nuevo Rey, pues no le darían la bienvenida en Jerusalén.

Aunque el nuevo Rey era el Hijo de Dios y había sido ungido con el Espíritu de Dios, no se menciona en este pasaje que oró con respecto a dónde debería ir a ministrar. Tampoco leemos que El tuvo un sentir profundo en su ser, el cual le conducía al norte, lejos de Jerusalén. Al contrario, el Señor examinó el ambiente y de él recibió un indicio claro de la dirección en que debía ir. No debemos creer que podemos ser tan espirituales que no necesitamos prestar atención a lo que nuestro ambiente nos indica. Incluso el Rey del reino celestial, el Hijo de Dios ungido con el Espíritu Santo, actuó conforme a lo indicado por el ambiente. El concepto del Señor no era natural ni religioso. Además, no se basaba en la historia. Según ella, como Rey ungido debía haber ido a la capital, a Jerusalén, porque éste es el lugar apropiado para el Rey. No obstante, fue a Galilea porque Su precursor, es decir, aquel que lo había recomendado, había sido encarcelado. Según lo esperado, era ridículo que el Rey recién ungido saliera de la capital y fuera a una región menospreciada para empezar Su ministerio real. Además, no fue al sur a, donde David fue entronizado, ni a Betsabé, donde Abraham vivió, sino a Galilea.

sábado, 28 de febrero de 2009

la carne y el Espiritu I


UNA DEFINICION PRACTICA DE LA CARNE
Lectura bíblica: Ro. 6:6; 7:17-20, 24, 25; 8:3, 6-10; 3:20
El libro de Romanos gira en torno a la vida y está compuesto de tres secciones principales. La primera sección trata de la redención; la segunda, de la vida; y la tercera, de la edificación, es decir, de la vida de la iglesia. La vida es el tema central.
Es posible que la vida sea un término familiar para muchos cristianos, pero pocos pueden definir o comprender lo que la vida significa realmente en su experiencia. Es fácil hablar de la vida en el aspecto doctrinal, pero es difícil decir algo acerca de la vida basándose en la experiencia. En estos mensajes tenemos la carga de ver qué es la vida en nuestra experiencia.
En la sección de Romanos que trata de la vida, hay dos términos clave: la carne y el espíritu. Los cristianos prestan atención solamente al Espíritu Santo, no al espíritu humano. Sin embargo, tenemos que comprender que en esta sección nuestro espíritu humano es más práctico en nuestra experiencia que el Espíritu Santo. Dos cosas son cruciales en la experiencia de vida: nuestra carne y nuestro espíritu. Por el lado negativo, tenemos que conocer la carne. Por el lado positivo, tenemos que experimentar nuestro espíritu humano, el cual está mezclado con el Espíritu divino (Ro. 8:16; 1 Co. 6:17).
LA CARNE ES EL CUERPO CORRUPTO,CONTAMINADO Y TRANSMUTADO
Es difícil definir en una forma práctica lo que es la carne. Necesitamos ver que la carne es el cuerpo corrupto, contaminado y transmutado. Originalmente, era el cuerpo creado por Dios para contener nuestro ser humano. Nuestro ser humano está contenido en nuestro cuerpo físico, y éste fue creado por Dios en un forma pura. Pero cuando el hombre cayó, Satanás en la forma del árbol del conocimiento del bien y del mal entró en el hombre. Con dicha acción Satanás entró en el cuerpo del hombre. El hombre comió del árbol del bien y del mal; y nosotros sabemos que cualquier cosa que el hombre come entra en su cuerpo físico.
Nuestro cuerpo, el cual contiene nuestro ser interior, fue creado como un vaso bueno, limpio y puro. Pero un día el enemigo de Dios vino y se inyectó en el hombre cuando éste comió de aquel árbol. El hombre comió del árbol del conocimiento, y el hecho y la realidad de ese árbol entraron en su cuerpo físico. En ese momento un elemento ajeno entró en el cuerpo del hombre. El cuerpo del hombre originalmente era puro. Pero desde que Satanás se inyectó en el hombre, el cuerpo de éste tiene otro elemento, un elemento ajeno que le fue añadido, y se ha vuelto carne. Por consiguiente, la carne tiene dos elementos: un elemento creado por Dios y el elemento que es Satanás. Este segundo elemento no es solamente algo malo que viene de Satanás o que es producido por él. Este elemento es Satanás personificado. De esta manera podemos ver que algo diferente, ajeno, algo aparte de lo que Dios creó, entró en el cuerpo del hombre. Ninguna de las enseñanzas éticas y morales que hay en la cultura y la religión mencionan este punto debido a que no tienen la revelación de lo que es la carne del hombre. Las Escrituras muestran que la carne es nuestro cuerpo contaminado y transmutado.
¿Está usted consciente de que la carne es una cosa contaminada? No importa qué tan bueno sea usted, de todos modos tiene la carne. Es posible que usted sea la mejor persona, pero su carne no es mejor que la carne de los demás. No diga que su carne es mejor que la de los demás. La carne no es más que carne. La carne suya no es buena. Quizá usted piense que es una buena persona, pero lo cierto es que su carne no es buena. Su carne fue corrompida y contaminada por Satanás desde que cierto elemento ajeno entró en usted. Esta es la razón por la cual la Biblia nos dice que la carne está llena de lujuria (Ro. 13:14; Gá. 5:16; 1 P. 2:11). Las concupiscencias están en la carne, y ésta es la totalidad de todas las lujurias. Ninguna lujuria es buena; todas son malas.
No importa cuán bueno sea usted. Puede ser todo un caballero o toda una dama, un buen muchacho o una buena muchacha, pero siempre que sea un ser humano, está dotado de una carne mala, detestable y contaminada. Nadie tiene una buena carne. Uno puede decir que ha sido salvo y santificado y que es santo. Tal vez usted sea santo, pero todavía tiene la carne. Nuestra carne ha sido corrompida con el mismo Satanás. Necesitamos nuestro cuerpo para poder existir, pero nuestro cuerpo es un cuerpo caído, transmutado, corrupto y contaminado. Hoy nuestro cuerpo es la carne.
Romanos 6:6 nos dice que nuestro cuerpo es “el cuerpo de pecado”; éste no es el cuerpo de justicia. Romanos 7:24 dice que nuestro cuerpo es “el cuerpo de esta muerte”. Hoy nuestro cuerpo no es solamente el cuerpo de pecado, sino también el cuerpo de muerte. El pecado y la muerte siempre van juntos. El pecado es el esposo y la muerte la esposa. Nunca se divorcian. La muerte siempre sigue al pecado. No era necesario que Pablo enseñara que el pecado como esposo debe amar a la muerte, y que la muerte como esposa debe sujetarse al pecado. Sin duda el pecado ama a la muerte, y la muerte siempre está sujeta al pecado. Siempre van a la par. En una reunión de la iglesia, un hermano puede sentarse al frente, mientras que su esposa está sentada atrás en la última fila. El pecado y la muerte no actúan así. Dondequiera que el pecado esté, ahí también estará la muerte.
Nuestro cuerpo es un cuerpo de pecado y muerte. ¿Ama usted su cuerpo? Necesitamos golpear nuestro cuerpo (1 Co. 9:27). Nuestro cuerpo es la carne debido a que no es puro. No importa cuánto oremos y caminemos con el Señor, tenemos que comprender que junto con nuestro ser interno esto detestable que es el cuerpo de pecado y muerte, está siempre con nosotros. Mientras estemos vivos, y hasta el día de nuestra redención, el cuerpo de pecado y muerte estará siempre con nosotros. Romanos relaciona estas tres cosas: la carne, el pecado y la muerte.
Romanos 8:2 habla de la ley de pecado y de la muerte. Se aplica una sola ley a estas dos cosas. Esto demuestra que el pecado y la muerte son realmente una sola cosa. El versículo 6 dice que la mente puesta en la carne es muerte. Donde esté la carne, allí habrá muerte. Romanos 8:3 habla de la semejanza de la carne de pecado. La carne y el pecado son una sola cosa. Debemos ver que la carne, el pecado y la muerte son tres en uno. Donde hay pecado, allí hay muerte, y donde está la carne, allí hay pecado. El pecado siempre está con la muerte, y la carne está siempre con el pecado. Estos tres nunca se separan. Si usted tiene una de estas cosas, tiene las tres. Si usted tiene muerte, tiene pecado. Si tiene pecado, tiene la carne; tenga la certeza de que tiene el pecado y la muerte. Estas tres cosas son una sola.
lsm witness lee

miércoles, 25 de febrero de 2009

permanecer


PERMANECER ENEL ÚNICO MINISTERIO NEOTESTAMENTARIODE LA ECONOMÍA DE DIOS SUJETOS AL DEBIDO LIDERAZGO EN EL MOVER DE DIOS
I. APARTARSE DEL MINISTERIOES CONTRARIO A GUARDAR LA PALABRA
Permanecer en la enseñanza de los apóstoles,el ministerio neotestamentario
Pablo, en sus epístolas, especialmente en 2 Timoteo, habló a fondo de la degradación de la iglesia. Dijo que todos los que estaban en Asia le volvieron la espalda (2 Ti. 1:15). Esto significa que las iglesias que Pablo estableció en Asia le volvieron la espalda. Los santos en esas iglesias no abandonaron a Pablo mismo como persona; más bien, se apartaron de su ministerio neotestamentario, de la enseñanza de los apóstoles que él les predicaba. Ellos abandonaron por completo lo que Pablo les había predicado, lo que les había suministrado, lo que les había enseñado y lo que les había mostrado. Lo que pasó primero en la degradación de la iglesia fue que volvieron la espalda a la enseñanza de los apóstoles. Si a todos los que estamos en el recobro del Señor hoy no nos interesara más la enseñanza de los apóstoles predicada por el hermano Watchman Nee y por mí, la iglesia y el recobro del Señor se degradarían. Permanecer en la enseñanza de los apóstoles es una gracia enorme. (Cómo ser un colaborador y un anciano y cómo cumplir con sus deberes, pág. 44, Witness Lee)
En 2 Timoteo 1:15 Pablo dice: “...Me han vuelto la espalda todos los que están en Asia”. Asia era una provincia del Imperio Romano en Asia Menor, un lugar muy lejos de Roma; Pablo estaba encarcelado en Roma, desde donde escribió esta epístola a Timoteo. Cuando Pablo afirmó que todos los que estaban en Asia le habían vuelto la espalda, ello no significa que ellos lo hubieran abandonado como persona, pues él se encontraba muy lejos de ellos. En lugar de ello, lo que este versículo quiere decir es que todos ellos se habían apartado del ministerio de Pablo. Entre las iglesias de Asia estaba la iglesia en Éfeso, la cual había sido establecida por el ministerio de Pablo, como se nos relata en Hechos 19. Ellos habían recibido el evangelio y la enseñanza que el ministerio de Pablo les había impartido, y habían sido edificados y establecidos por dicho ministerio. Pero, en la época en que Pablo se encontraba preso en Roma, ellos ya se habían apartado del ministerio de Pablo.
La Segunda Epístola de Pablo a Timoteo fue escrita por el año 68 d. de C. Treinta años después, el Señor usó a Juan para dar continuación a Su revelación divina. El Señor, pues, retornó a todas las iglesias en Asia que le habían vuelto la espalda a Pablo. Por haberse apartado del ministerio de Pablo, las iglesias en Asia fueron declinando cada vez más hasta caer en una situación de completa degradación. La degradación de las iglesias en Asia, tal como se nos relata en Apocalipsis 2 y 3, ocurrió debido a que ellas se habían apartado del ministerio apropiado. Esta degradación se inició al perder ellos su primer amor hacia el Señor, lo cual sucedió en Éfeso (2:4), y culminó en un estado de tibieza espiritual (3:16), es decir, en una situación en la que Cristo estaba ausente. El Señor, quien es la Cabeza de la iglesia, se encontraba fuera de la iglesia degradada, llamando a su puerta (3:20).
En las siete epístolas mencionadas en Apocalipsis 2 y 3, la característica sobresaliente en la degradación de las iglesias era que predominaban tres clases de enseñanzas: la enseñanza de Balaam, un profeta gentil (2:14),la enseñanza de los nicolaítas, que propugnaba el establecimiento de una jerarquía (v. 15), y la enseñanza de una mujer, una presunta profetiza, llamada Jezabel, la cual estaba llena de herejías y de fornicación (v. 20). Estas tres clases de enseñanzas se infiltraron en estas iglesias debido a que ellas habían abandonado la enseñanza del apóstol. ¿Por qué la cristiandad ha caído en tal degradación? Debido a que ellos se han apartado de la enseñanza del apóstol. Es por ello que las diferentes enseñanzas fueron introducidas en la iglesia.lsm

domingo, 15 de febrero de 2009

LA VISIÒN DE LA IGLESIA I


LA VISION DE LA IGLESIA
Si queremos ser cristianos adecuados, todos necesitamos ver un día la visión de la iglesia.
La visión de la iglesia la descuidan los cristianos más que la visión de Cristo. En doctrina la gente habla mucho de Cristo, pero aun en doctrina no habla mucho de la iglesia. Pero el Nuevo Testamento nos revela que sin la iglesia, Cristo está aislado y paralizado. Sin la iglesia, El no puede hacer nada. Lea el Nuevo Testamento otra vez desde este punto de vista y verá la absoluta necesidad y cuán importante es la iglesia para Cristo.
Podemos dividir la visión de la iglesia en cuatro partes:
EL PROFUNDO DESEO DE DIOS
Debemos ver que la iglesia es el deseo que Dios tiene en Su corazón: el Nuevo Testamento lo revela como tal. El deseo de Dios en esta era y en todo el universo es la iglesia. Su propósito en la creación fue producir una iglesia. Su propósito en la redención también fue la iglesia. En efecto, todo lo que Dios hace es para la iglesia. Toda la obra de la predicación del evangelio, toda la obra de la edificación de los santos, toda la obra de enseñar la Palabra —todos estos diversos ministerios— son para la iglesia. La predicación del evangelio no debe ser para la predicación misma, sino para la iglesia. La enseñanza de la Biblia no debe ser solamente para la enseñanza de la Biblia, sino para la iglesia. En la intención de Dios todas las obras y ministerios deben servir a la iglesia. No somos salvos para nuestra salvación personal. Lo somos para la edificación de la iglesia. La iglesia es el deseo que hay en el corazón de Dios.
Si somos profundamente impresionados con esto, ya no podremos ser indiferentes. La iglesia será suprema y esencial para nosotros. Seremos librados de conceptos erróneos y desvirtuados, y todo nuestro servicio cristiano será completamente revolucionado. Ya no sólo procuraremos traer a otros al Señor y ayudarlos a crecer y a amar al Señor, sino que haremos todo para la edificación de la iglesia. Dondequiera que estemos, todo lo que hagamos será para la iglesia.
Veamos al apóstol Pablo. Después que vio la visión celestial y su vida fue revolucionada, ¿para qué obró? Está bien claro que él sólo laboró para la iglesia. ¿Edificó su propio ministerio? No, no lo hizo. Todo lo que hizo fue para la iglesia. Si se le hubiera quitado la iglesia, Pablo no habría tenido nada que hacer.
¿Es usted una persona así? Temo que usted tenga muchas otras cosas además de la iglesia. Puede ser que usted esté haciendo una obra para el Señor, pero esa obra no se centra en la iglesia. La iglesia nos pone a prueba. La iglesia muestra dónde estamos. Necesitamos ver que el corazón de Dios se fija en la iglesia, y debemos ser gobernados como corresponde.
LSM WITNESS LEE

sábado, 24 de enero de 2009

Biografias de Cristo II


LA EXPANSION DE CRISTO
El libro de los Hechos es la expansión de esta Persona maravillosa. Es la extensión del Cristo todo-inclusivo. Este Cristo se ha extendido; era una sola Persona y ahora es miles y miles de personas. Era el Cristo individual, pero en Hechos llegó a ser el Cristo corporativo. Después de Hechos, tenemos todas las Epístolas, las cuales nos dan una definición completa de este gran Hombre maravilloso y universal. Cristo es la Cabeza, y la iglesia es el Cuerpo; éste es el Hombre universal: Cristo y la iglesia. Finalmente, tenemos el libro de Apocalipsis como consumación del Nuevo Testamento. Este libro nos da un cuadro completo del Cuerpo de Cristo, el Cristo individual incorporado a todos Sus miembros para llegar a ser la Nueva Jerusalén.
LA SECUENCIA DE LOS CUATRO EVANGELIOS
Vamos a regresar a los cuatro Evangelios. Si yo pusiera en secuencia los cuatro Evangelios, pondría al principio el Evangelio de Juan. Al leer la Biblia, muchos cristianos comienzan con el Evangelio de Juan y luego prosiguen con Lucas, Marcos y Mateo. El concepto humano es justamente el opuesto al divino, que comienza con el Evangelio de Mateo y luego pasa al de Juan; el pensamiento humano empieza con Juan y de allí regresa a Mateo. A muchos de nosotros nos gusta leer el Nuevo Testamento empezando por el Evangelio de Juan, puesto que éste es maravilloso. Es un libro de vida. Después de Juan, nos gusta leer el Evangelio de Lucas, porque es un libro acerca del Salvador y nos cuenta los muchos casos de la salvación. Luego, por supuesto, nos gusta leer Marcos, porque es breve y sencillo. Leemos Mateo al final porque es muy difícil y misterioso. No sólo es difícil de entender el capítulo uno, sino que también las parábolas presentadas en el capítulo trece y las profecías de los capítulos veinticuatro y veinticinco son difíciles. Los capítulos cinco, seis y siete, donde se encuentra el Sermón en el Monte, son especialmente difíciles. ¡Nadie puede practicarlo! Usted me golpea en la mejilla derecha y le doy la izquierda. Me obliga usted a andar una milla, y yo ando dos. Me quita el vestido, y le doy mi túnica. ¡Ya basta! ¡Sólo Jesús puede hacerlo! Por consiguiente, muchos ponen al final el Evangelio de Mateo. Juan es muy precioso. En Juan, Jesús lo es todo, y nosotros no tenemos que hacer nada. Por eso, nos gusta el Evangelio de Juan, pero no nos agrada el de Mateo. Tal vez no lo digamos claramente, pero dentro de nuestro corazón así lo sentimos. No obstante, la secuencia divina es lo mejor. Dios puso al frente el Evangelio de Mateo.

Biografias de Cristo


CUATRO BIOGRAFIAS DE LA MISMA PERSONA
Jesús es todo-inclusivo. El tiene muchos aspectos. Nadie puede agotar las palabras para decir quién es El. Aparte de Jesús, ¿quién tiene cuatro biografías escritas de Su vida? Aunque el Nuevo Testamento es un libro breve, empieza con cuatro biografías de una sola Persona, cuatro libros que nos narran la vida de Cristo.
Cada uno de nosotros tiene cuatro lados: el frente y la espalda, el lado derecho y el lado izquierdo. Si usted me ve de frente, puede ver siete orificios en mi cara. Pero si le doy la espalda, todos estos orificios desaparecen. Por el lado derecho se puede ver un pequeño orificio, y por el lado izquierdo, otro. Si quiere usted una copia exacta de mi imagen, necesita tomar una fotografía de cada lado. Así es lo que se ha hecho en el Nuevo Testamento.
¿Por qué tenemos cuatro Evangelios? Porque Cristo tiene por lo menos cuatro aspectos principales. ¡Cristo es maravilloso! Debido a que El es todo-inclusivo e inescrutablemente rico, requiere varias biografías. Mateo, Marcos, Lucas y Juan presentan diferentes aspectos de Cristo, porque cada escritor era una persona distinta. Por ejemplo, Mateo era recaudador de impuestos. Entre el pueblo judío de los tiempos antiguos, el recaudador de impuestos era una persona muy despreciada. No obstante, Mateo escribió la primera biografía de Cristo. Marcos era un hombre común y corriente, y Lucas era un médico y un gentil. Al principio, Juan era un pescador, pero con el tiempo llegó a ser un apóstol de edad avanzada y con bastante experiencia. Cada uno escribió una biografía diferente acerca del mismo Cristo. Esta Persona viviente requiere muchas biografías.

viernes, 23 de enero de 2009

un cuadro de amor


Un cuadro del amor de Cristo en Su unión con Sus creyentesa un nivel individual
Cantar de los cantares es un cuadro del amor de Cristo en Su unión con Sus creyentes a un nivel individual. Todo el Nuevo Testamento recalca la vida del Cuerpo, y no la vida individual (Ro. 12:4-5; 1 Co. 12:27), pero Cantar de los cantares no recalca el Cuerpo, lo corporativo, sino al creyente, lo individual. Si hemos de llevar la vida del Cuerpo, debemos tener un contacto personal con el Señor. Si no tenemos la base de una comunión individual con el Señor, no podemos llevar la vida apropiada del Cuerpo.

Como relato de un romance divino, la Biblia muestra primero que Dios ama a Israel, Su elegido, tal como un marido ama a Su esposa (Is. 54:5-7; Jer. 2:2; 3:1; Ez. 16:8; Os. 2:19-20). Israel era la novia y Dios, el Novio. Así que, había un amor nupcial entre Dios e Israel.