sábado, 28 de febrero de 2009

la carne y el Espiritu I


UNA DEFINICION PRACTICA DE LA CARNE
Lectura bíblica: Ro. 6:6; 7:17-20, 24, 25; 8:3, 6-10; 3:20
El libro de Romanos gira en torno a la vida y está compuesto de tres secciones principales. La primera sección trata de la redención; la segunda, de la vida; y la tercera, de la edificación, es decir, de la vida de la iglesia. La vida es el tema central.
Es posible que la vida sea un término familiar para muchos cristianos, pero pocos pueden definir o comprender lo que la vida significa realmente en su experiencia. Es fácil hablar de la vida en el aspecto doctrinal, pero es difícil decir algo acerca de la vida basándose en la experiencia. En estos mensajes tenemos la carga de ver qué es la vida en nuestra experiencia.
En la sección de Romanos que trata de la vida, hay dos términos clave: la carne y el espíritu. Los cristianos prestan atención solamente al Espíritu Santo, no al espíritu humano. Sin embargo, tenemos que comprender que en esta sección nuestro espíritu humano es más práctico en nuestra experiencia que el Espíritu Santo. Dos cosas son cruciales en la experiencia de vida: nuestra carne y nuestro espíritu. Por el lado negativo, tenemos que conocer la carne. Por el lado positivo, tenemos que experimentar nuestro espíritu humano, el cual está mezclado con el Espíritu divino (Ro. 8:16; 1 Co. 6:17).
LA CARNE ES EL CUERPO CORRUPTO,CONTAMINADO Y TRANSMUTADO
Es difícil definir en una forma práctica lo que es la carne. Necesitamos ver que la carne es el cuerpo corrupto, contaminado y transmutado. Originalmente, era el cuerpo creado por Dios para contener nuestro ser humano. Nuestro ser humano está contenido en nuestro cuerpo físico, y éste fue creado por Dios en un forma pura. Pero cuando el hombre cayó, Satanás en la forma del árbol del conocimiento del bien y del mal entró en el hombre. Con dicha acción Satanás entró en el cuerpo del hombre. El hombre comió del árbol del bien y del mal; y nosotros sabemos que cualquier cosa que el hombre come entra en su cuerpo físico.
Nuestro cuerpo, el cual contiene nuestro ser interior, fue creado como un vaso bueno, limpio y puro. Pero un día el enemigo de Dios vino y se inyectó en el hombre cuando éste comió de aquel árbol. El hombre comió del árbol del conocimiento, y el hecho y la realidad de ese árbol entraron en su cuerpo físico. En ese momento un elemento ajeno entró en el cuerpo del hombre. El cuerpo del hombre originalmente era puro. Pero desde que Satanás se inyectó en el hombre, el cuerpo de éste tiene otro elemento, un elemento ajeno que le fue añadido, y se ha vuelto carne. Por consiguiente, la carne tiene dos elementos: un elemento creado por Dios y el elemento que es Satanás. Este segundo elemento no es solamente algo malo que viene de Satanás o que es producido por él. Este elemento es Satanás personificado. De esta manera podemos ver que algo diferente, ajeno, algo aparte de lo que Dios creó, entró en el cuerpo del hombre. Ninguna de las enseñanzas éticas y morales que hay en la cultura y la religión mencionan este punto debido a que no tienen la revelación de lo que es la carne del hombre. Las Escrituras muestran que la carne es nuestro cuerpo contaminado y transmutado.
¿Está usted consciente de que la carne es una cosa contaminada? No importa qué tan bueno sea usted, de todos modos tiene la carne. Es posible que usted sea la mejor persona, pero su carne no es mejor que la carne de los demás. No diga que su carne es mejor que la de los demás. La carne no es más que carne. La carne suya no es buena. Quizá usted piense que es una buena persona, pero lo cierto es que su carne no es buena. Su carne fue corrompida y contaminada por Satanás desde que cierto elemento ajeno entró en usted. Esta es la razón por la cual la Biblia nos dice que la carne está llena de lujuria (Ro. 13:14; Gá. 5:16; 1 P. 2:11). Las concupiscencias están en la carne, y ésta es la totalidad de todas las lujurias. Ninguna lujuria es buena; todas son malas.
No importa cuán bueno sea usted. Puede ser todo un caballero o toda una dama, un buen muchacho o una buena muchacha, pero siempre que sea un ser humano, está dotado de una carne mala, detestable y contaminada. Nadie tiene una buena carne. Uno puede decir que ha sido salvo y santificado y que es santo. Tal vez usted sea santo, pero todavía tiene la carne. Nuestra carne ha sido corrompida con el mismo Satanás. Necesitamos nuestro cuerpo para poder existir, pero nuestro cuerpo es un cuerpo caído, transmutado, corrupto y contaminado. Hoy nuestro cuerpo es la carne.
Romanos 6:6 nos dice que nuestro cuerpo es “el cuerpo de pecado”; éste no es el cuerpo de justicia. Romanos 7:24 dice que nuestro cuerpo es “el cuerpo de esta muerte”. Hoy nuestro cuerpo no es solamente el cuerpo de pecado, sino también el cuerpo de muerte. El pecado y la muerte siempre van juntos. El pecado es el esposo y la muerte la esposa. Nunca se divorcian. La muerte siempre sigue al pecado. No era necesario que Pablo enseñara que el pecado como esposo debe amar a la muerte, y que la muerte como esposa debe sujetarse al pecado. Sin duda el pecado ama a la muerte, y la muerte siempre está sujeta al pecado. Siempre van a la par. En una reunión de la iglesia, un hermano puede sentarse al frente, mientras que su esposa está sentada atrás en la última fila. El pecado y la muerte no actúan así. Dondequiera que el pecado esté, ahí también estará la muerte.
Nuestro cuerpo es un cuerpo de pecado y muerte. ¿Ama usted su cuerpo? Necesitamos golpear nuestro cuerpo (1 Co. 9:27). Nuestro cuerpo es la carne debido a que no es puro. No importa cuánto oremos y caminemos con el Señor, tenemos que comprender que junto con nuestro ser interno esto detestable que es el cuerpo de pecado y muerte, está siempre con nosotros. Mientras estemos vivos, y hasta el día de nuestra redención, el cuerpo de pecado y muerte estará siempre con nosotros. Romanos relaciona estas tres cosas: la carne, el pecado y la muerte.
Romanos 8:2 habla de la ley de pecado y de la muerte. Se aplica una sola ley a estas dos cosas. Esto demuestra que el pecado y la muerte son realmente una sola cosa. El versículo 6 dice que la mente puesta en la carne es muerte. Donde esté la carne, allí habrá muerte. Romanos 8:3 habla de la semejanza de la carne de pecado. La carne y el pecado son una sola cosa. Debemos ver que la carne, el pecado y la muerte son tres en uno. Donde hay pecado, allí hay muerte, y donde está la carne, allí hay pecado. El pecado siempre está con la muerte, y la carne está siempre con el pecado. Estos tres nunca se separan. Si usted tiene una de estas cosas, tiene las tres. Si usted tiene muerte, tiene pecado. Si tiene pecado, tiene la carne; tenga la certeza de que tiene el pecado y la muerte. Estas tres cosas son una sola.
lsm witness lee

miércoles, 25 de febrero de 2009

permanecer


PERMANECER ENEL ÚNICO MINISTERIO NEOTESTAMENTARIODE LA ECONOMÍA DE DIOS SUJETOS AL DEBIDO LIDERAZGO EN EL MOVER DE DIOS
I. APARTARSE DEL MINISTERIOES CONTRARIO A GUARDAR LA PALABRA
Permanecer en la enseñanza de los apóstoles,el ministerio neotestamentario
Pablo, en sus epístolas, especialmente en 2 Timoteo, habló a fondo de la degradación de la iglesia. Dijo que todos los que estaban en Asia le volvieron la espalda (2 Ti. 1:15). Esto significa que las iglesias que Pablo estableció en Asia le volvieron la espalda. Los santos en esas iglesias no abandonaron a Pablo mismo como persona; más bien, se apartaron de su ministerio neotestamentario, de la enseñanza de los apóstoles que él les predicaba. Ellos abandonaron por completo lo que Pablo les había predicado, lo que les había suministrado, lo que les había enseñado y lo que les había mostrado. Lo que pasó primero en la degradación de la iglesia fue que volvieron la espalda a la enseñanza de los apóstoles. Si a todos los que estamos en el recobro del Señor hoy no nos interesara más la enseñanza de los apóstoles predicada por el hermano Watchman Nee y por mí, la iglesia y el recobro del Señor se degradarían. Permanecer en la enseñanza de los apóstoles es una gracia enorme. (Cómo ser un colaborador y un anciano y cómo cumplir con sus deberes, pág. 44, Witness Lee)
En 2 Timoteo 1:15 Pablo dice: “...Me han vuelto la espalda todos los que están en Asia”. Asia era una provincia del Imperio Romano en Asia Menor, un lugar muy lejos de Roma; Pablo estaba encarcelado en Roma, desde donde escribió esta epístola a Timoteo. Cuando Pablo afirmó que todos los que estaban en Asia le habían vuelto la espalda, ello no significa que ellos lo hubieran abandonado como persona, pues él se encontraba muy lejos de ellos. En lugar de ello, lo que este versículo quiere decir es que todos ellos se habían apartado del ministerio de Pablo. Entre las iglesias de Asia estaba la iglesia en Éfeso, la cual había sido establecida por el ministerio de Pablo, como se nos relata en Hechos 19. Ellos habían recibido el evangelio y la enseñanza que el ministerio de Pablo les había impartido, y habían sido edificados y establecidos por dicho ministerio. Pero, en la época en que Pablo se encontraba preso en Roma, ellos ya se habían apartado del ministerio de Pablo.
La Segunda Epístola de Pablo a Timoteo fue escrita por el año 68 d. de C. Treinta años después, el Señor usó a Juan para dar continuación a Su revelación divina. El Señor, pues, retornó a todas las iglesias en Asia que le habían vuelto la espalda a Pablo. Por haberse apartado del ministerio de Pablo, las iglesias en Asia fueron declinando cada vez más hasta caer en una situación de completa degradación. La degradación de las iglesias en Asia, tal como se nos relata en Apocalipsis 2 y 3, ocurrió debido a que ellas se habían apartado del ministerio apropiado. Esta degradación se inició al perder ellos su primer amor hacia el Señor, lo cual sucedió en Éfeso (2:4), y culminó en un estado de tibieza espiritual (3:16), es decir, en una situación en la que Cristo estaba ausente. El Señor, quien es la Cabeza de la iglesia, se encontraba fuera de la iglesia degradada, llamando a su puerta (3:20).
En las siete epístolas mencionadas en Apocalipsis 2 y 3, la característica sobresaliente en la degradación de las iglesias era que predominaban tres clases de enseñanzas: la enseñanza de Balaam, un profeta gentil (2:14),la enseñanza de los nicolaítas, que propugnaba el establecimiento de una jerarquía (v. 15), y la enseñanza de una mujer, una presunta profetiza, llamada Jezabel, la cual estaba llena de herejías y de fornicación (v. 20). Estas tres clases de enseñanzas se infiltraron en estas iglesias debido a que ellas habían abandonado la enseñanza del apóstol. ¿Por qué la cristiandad ha caído en tal degradación? Debido a que ellos se han apartado de la enseñanza del apóstol. Es por ello que las diferentes enseñanzas fueron introducidas en la iglesia.lsm

domingo, 15 de febrero de 2009

LA VISIÒN DE LA IGLESIA I


LA VISION DE LA IGLESIA
Si queremos ser cristianos adecuados, todos necesitamos ver un día la visión de la iglesia.
La visión de la iglesia la descuidan los cristianos más que la visión de Cristo. En doctrina la gente habla mucho de Cristo, pero aun en doctrina no habla mucho de la iglesia. Pero el Nuevo Testamento nos revela que sin la iglesia, Cristo está aislado y paralizado. Sin la iglesia, El no puede hacer nada. Lea el Nuevo Testamento otra vez desde este punto de vista y verá la absoluta necesidad y cuán importante es la iglesia para Cristo.
Podemos dividir la visión de la iglesia en cuatro partes:
EL PROFUNDO DESEO DE DIOS
Debemos ver que la iglesia es el deseo que Dios tiene en Su corazón: el Nuevo Testamento lo revela como tal. El deseo de Dios en esta era y en todo el universo es la iglesia. Su propósito en la creación fue producir una iglesia. Su propósito en la redención también fue la iglesia. En efecto, todo lo que Dios hace es para la iglesia. Toda la obra de la predicación del evangelio, toda la obra de la edificación de los santos, toda la obra de enseñar la Palabra —todos estos diversos ministerios— son para la iglesia. La predicación del evangelio no debe ser para la predicación misma, sino para la iglesia. La enseñanza de la Biblia no debe ser solamente para la enseñanza de la Biblia, sino para la iglesia. En la intención de Dios todas las obras y ministerios deben servir a la iglesia. No somos salvos para nuestra salvación personal. Lo somos para la edificación de la iglesia. La iglesia es el deseo que hay en el corazón de Dios.
Si somos profundamente impresionados con esto, ya no podremos ser indiferentes. La iglesia será suprema y esencial para nosotros. Seremos librados de conceptos erróneos y desvirtuados, y todo nuestro servicio cristiano será completamente revolucionado. Ya no sólo procuraremos traer a otros al Señor y ayudarlos a crecer y a amar al Señor, sino que haremos todo para la edificación de la iglesia. Dondequiera que estemos, todo lo que hagamos será para la iglesia.
Veamos al apóstol Pablo. Después que vio la visión celestial y su vida fue revolucionada, ¿para qué obró? Está bien claro que él sólo laboró para la iglesia. ¿Edificó su propio ministerio? No, no lo hizo. Todo lo que hizo fue para la iglesia. Si se le hubiera quitado la iglesia, Pablo no habría tenido nada que hacer.
¿Es usted una persona así? Temo que usted tenga muchas otras cosas además de la iglesia. Puede ser que usted esté haciendo una obra para el Señor, pero esa obra no se centra en la iglesia. La iglesia nos pone a prueba. La iglesia muestra dónde estamos. Necesitamos ver que el corazón de Dios se fija en la iglesia, y debemos ser gobernados como corresponde.
LSM WITNESS LEE