lunes, 7 de julio de 2008

CRISTO ES DIOS


CRISTO ES DIOS
La clave para entender la Biblia y a Dios está en la persona de Jesucristo. No hay ninguna otra persona en la historia que haya afectado tanto a la humanidad como Jesucristo. Ninguna persona ha sido tan honrada y adorada como Jesucristo, y sin embargo, al mismo tiempo, ha permanecido como un misterio para la mente humana. Muchos historiadores lo han considerado un gran líder, y muchos reformistas sociales lo han considerado un gran maestro de la humanidad. Napoleón se igualó con Alejandro Magno, Julio César y Carlomagno, pero reconoció que Jesús estaba por encima de todos ellos y pertenecía a una clase diferente. Los primeros marxistas negaban que El era Dios, y Engels incluso negó que Jesús hubiera existido. Pero luego los marxistas admitieron que los intentos por borrar a Jesús de la historia y la cultura europea era infructífero y absurdo, y que Jesús es “un ejemplo de los valores humanos más sagrados”.
No obstante, ¿es Jesús de Nazaret sólo un gran líder, un gran maestro y un modelo de los valores más sagrados? ¿Quién es Jesús? Esta es una de las grandes preguntas entre los hombres desde que nació Jesús hace ya casi dos mil años. Los judíos de Su tiempo que se le oponían dijeron que El era tan sólo un carpintero de Nazaret, el hijo de José; dijeron que El era solamente un hombre. Otros entre ellos dijeron que El era Juan el Bautista o Elías o Jeremías o alguno de los profetas. Los gentiles de las generaciones pasadas dijeron que El era un religioso revolucionario, un gran filósofo, un noble moralista, o un siervo sacrificado.
Un día Jesús tuvo el intenso deseo de revelarse a Sus discípulos, así que los llevó a un lugar llamado Cesarea de Filipo, lejos de Jerusalén donde la atmósfera de la vieja religión judía llenaba los pensamientos de todos los hombres. En Cesarea de Filipo El les preguntó a Sus discípulos: “¿Quién dicen los hombres que es el Hijo del Hombre? Ellos dijeron: unos, Juan el Bautista; otros, Elías; y otros, Jeremías, o algunos de los profetas” (Mt. 16:13-14).
Luego Jesús les hizo una pregunta muy tajante, que todos debemos responder: “Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?” (v. 15). Sólo uno de los discípulos de Jesús, Pedro, respondió: “Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente” (v. 16). Al decir que Jesús era el Hijo del Dios viviente, Pedro estaba diciendo que Cristo era Dios mismo (Jn. 10:30, 33; 5:18; 1:1; 20:28; 1 Jn. 5:20; Fil. 2:6; He. 1:8). El Señor respondió a Pedro: “Bienaventurado eres, Simón, hijo de Jonás, porque no te lo reveló carne ni sangre, sino mi Padre que está en los cielos” (v. 17). Necesitamos la revelación celestial para recibir la bienaventuranza de ver quién es Cristo realmente.
El Evangelio de Juan cuenta la historia de un discípulo llamado Tomás que rehusó creer a los otros discípulos cuando le dijeron que habían visto a Jesús después de Su resurrección. Tomás dijo: “Si no viera en sus manos la señal de los clavos, y metiere mi dedo en el lugar de los clavos, y metiere mi mano en su costado, no creeré” (20:25). Ocho días después Jesús apareció a los discípulos de nuevo, y esta vez Tomás estaba con ellos. “Luego dijo a Tomás: Pon aquí tu dedo, y mira mis manos; y acerca tu mano, y métela en mi costado; y no seas incrédulo sino creyente. Entonces Tomás respondió y le dijo: ¡Señor mío, y Dios mío! Jesús le dijo: Porque me has visto, Tomás, creíste; bienaventurados los que no vieron, y creyeron” (vs. 27-29). La declaración de Tomás al creer fue que Jesús era su Señor y su Dios. La respuesta de Jesús fue que todo aquel que creyera como Tomás sería bienaventurado.
Uno de los fundamentos más importantes de la fe cristiana es la confesión de que Cristo es Dios. Cristo no es sólo un gran hombre; El es Dios mismo. Cuando Pedro, uno de los discípulos de Cristo, declaró que éste era el Hijo del Dios viviente, estaba proclamando uno de los mayores misterios del universo. La iglesia cristiana está fundada sobre esta revelación de la persona divina de Cristo. Martín Lutero, el reformador protestante, dijo: “Aférrese de Jesús como un hombre, y descubrirá que El es Dios”.
Si usted quiere saber quién es un hombre, debe preguntarle. A lo largo de la historia no ha habido filósofo, líder religioso, ni sabio que se haya atrevido a decir que es Dios. Sólo Jesús dijo que El era Dios.

CRISTO ES DIOS

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