jueves, 29 de mayo de 2008

Alimento diario y Emanna 26 de mayo



La vida y la naturaleza de Dios – Las epístolas de Pedro
Semana 2--- Los elegidos
Lunes --- Leer con oración: Hch 10:10-15, 44-46; 13:1-2; Gá 2:11-14
“Antes por el contrario, como vieron que me había sido encomendado el evangelio de la incircuncisión, como a Pedro el de la circuncisión; (pues el que actuó en Pedro para el apostolado de la circuncisión, actuó también en mí para con los gentiles)” (Gá 2:7-8)
La obra entre los judios y los gentiles
El tema de esta semana es: “Los elegidos”. Antes de la transformación que Dios le llevó a experimentar al apóstol Pedro, él estuvo limitado por su tradición judía y su encargo se restringía sólo a los judíos. El Señor Jesús quería que Pedro llevase la salvación hasta los gentiles, pues le mostró una visión de un gran lienzo que descendía de los cielos, en el cual había animales inmundos que representaban a los gentiles, y le dijo: “Levántate, Pedro, mata y come” (Hch 10:10-14). Según las ordenanzas del Antiguo Testamento, algunas cosas eran consideradas inmundas, pero deben ser consideradas limpias cuando Dios las purifica (v. 15). Sin embargo, Pedro tuvo dificultad para recibir tal visión. Aun así el Señor lo usó para abrir la puerta del evangelio a los gentiles en la casa de Cornelio (vs. 44-46).
Pablo cuando escribió a los gálatas, les mostró que Santiago, Pedro y Juan representaban a los apóstoles para los judíos, mientras que Pablo y Bernabé eran los apóstoles para los gentiles (Gá 2:7-8). En aquella época, Jerusalén era el centro de la obra entre los judíos convertidos, y Antioquía era el centro de la obra de las iglesias de los gentiles (Hch 13:1-2).
En estos dos centros de obra no hubo ningún tipo de ataque ni conflicto mutuo, a pesar de que había dos grupos de ministros en la obra del Señor. El encargo de Pedro era trabajar entre los judíos. Pablo, por su parte, tenía sobre sí una comisión con relación a los gentiles, y por eso fue hasta ellos. Pedro y Pablo fueron fieles al encargo del Señor. Esto es algo que merece nuestra atención y que debemos aprender. Por otro lado, Pablo cuando escribió la epístola a los gálatas, aún siendo joven, reprendió a Pedro en los puntos que consideró necesario (Gá 2:11).
Cuando Pedro visitó a la iglesia en Antioquía, inicialmente comía con los gentiles, pero cuando llegaron los hermanos de Jerusalén, de parte de Santiago, se retrajo. Además, los demás judíos también se retrajeron con él, y dejaron de comer con los gentiles. Por eso, Pablo los reprendió cara a cara (vs. 12-14). No obstante, Pedro aprendió una lección y una vez más “recibió el fuego” para remover sus impurezas. Aun delante de la reprensión, no vimos a Pedro responder ni refutar a Pablo. En ese aspecto podemos ver que su crecimiento era visible, pues en su segunda epístola recomendó los escritos de Pablo a los hermanos (2 P 3:15-16). Él quiso decir que aunque las palabras de Pablo eran diferentes a las suyas, ambos tenían el mismo objetivo final.
En 2 Pedro 3:15-16 él afirma que Pablo tenía palabras que algunos no lograban entender, pues no comprendían su hablar sobre la economía de Dios. Aun así, ellos no deberían torcer lo que el apóstol había dicho, pues sus palabras estaban de acuerdo con las demás Escrituras. Debemos aprender también esto: cada uno desarrolle el encargo que recibió del Señor y prosiga positivamente. No debemos criticar ni juzgar a nadie que interprete o haga las cosas de otra manera.
Punto Clave: Tener el mismo objetivo
Pregunta: ¿Qué lección aprendemos con las palabras de Pedro en 2 Pedro 3:15-16?

No hay comentarios: