lunes, 2 de junio de 2008

La vida y la naturaleza de Dios




Semana 2 --- Los elegidos

Sábado --- Leer con oración: 1 P 1:2; Ef 1:4-5


“Según nos escogió en él antes de la fundación del mundo, para que fuésemos santos y sin mancha delante de él” (Ef 1:4)

Escogidos antes de la fundación del mundo

A partir de 1975, cuando nuestros hijos se formaron en la escuela, ellos nos sirvieron de intérpretes, y la obra del recobro del Señor en Brasil no se restringió sólo a los chinos. Desde entonces, la iglesia en San Pablo ya no hablaba sólo en lengua china. Hoy, la gran mayoría son brasileños, aunque hay todavía reuniones en idioma chino, coreano y otros. Sin embargo, al comienzo éramos como peregrinos.

Aún siendo peregrinos en una tierra, debemos arraigarnos en ella, esperando que nuestros hijos, cuando crezcan, prediquen el evangelio a las personas de aquel lugar. Cuando llegamos al Brasil hablábamos chino, pero cuando nuestros hijos crecieron, pudieron difundir esta palabra. La reunión de la iglesia en San Pablo cuenta con más de mil personas, y se levantaron muchas iglesias más. En esta conferencia debe haber aproximadamente unas ocho mil personas. Y ciertamente, hay muchos más que no han podido estar aquí.

La primera epístola de Pedro fue escrita a los creyentes judíos peregrinos, elegidos de Dios, que vivían en diferentes lugares. Nosotros, los gentiles, también somos elegidos de Dios. Podemos ver esto en Efesios 1:4a: “Según nos escogió en él antes de la fundación del mundo”. Fuimos escogidos por Dios, en Cristo, antes de la fundación del mundo. Antes de que se iniciase el tiempo, Dios ya nos había escogido. De acuerdo con el libro de Pedro, los judíos, según la presciencia divina, fueron escogidos y vivían la vida de la iglesia en aquellas ciudades como extranjeros. En el Nuevo Testamento, todos somos extranjeros, pues nuestra patria está en los cielos, y fuimos escogidos antes de la fundación del mundo. ¡Gracias al Señor!

Dios nos hizo santos e irreprensibles por Su obra en nosotros, pues nos predestinó en amor para Él, para la filiación (v. 5), por medio de Jesucristo. Como elegidos de Dios, necesitamos cumplir nuestro encargo de predicar el evangelio del reino en toda la tierra habitada, sin importar el idioma o la cultura, a fin de que todos participen del dispensar del Dios Triuno. A la luz de 1 Pedro 1:2 también somos extranjeros y peregrinos en la tierra, pero debemos decir a las personas que el Padre desea cumplir en ellas Su elección, que el Hijo desea rociar Su sangre para perdonarlas de sus pecados y que el Espíritu desea santificarlas. ¡Amén!.

Punto Clave: Elegidos por Dios

Pregunta: ¿Cuál es nuestra comisión?

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